Contrajo matrimonio Don Gaspar con Doña Bernarda Salado, nieta por rama paterna de aquel Joanes de Salado (fundador de la familia de este apellido) y por la materna de Pedro Fernández de Baulus y de María Gabay Moctezuma.
Doña Bernarda Salado y Siordia celebró matrimonio, como queda dicho, en 1621, con don Gaspar de Aguilar y de ellos provinieron como hijos: Juana de Aguilar (desposada el 4 de octubre de 1645 con el encomendero de Juchipila Don Hernán Flores de la Torre); Constanza de Castilleja (esposa que fue desde el 20 de enero de 1653 del famoso y acaudalado dueño de recuas de arriería don Francisco Ponce); Catalina de Aguilar (casada con Pedro Arias Pardo); María de Aguilar, de quien desconocemos mayores datos y finalmente, como único hijo varón a Bernardo Salado quien suponemos marido de Doña Catalina Lozano, todos ellos muy prominentes vecinos del lugar.
Por herencia y sucesión familiar, de padres a hijos, el privilegiado solar vino a ser propiedad de nuestra ya expresada Doña Bernarda Salado, quien debe haber fallecido en 1692, pues en este año otorgó su testamento.
El 26 de mayo de 1665 permutó este terreno Doña Bernarda, por otros de parecido precio y calidad, ante la fe del Alcalde Mayor Don Juan Rincón de Vivar, con el Cura Párroco de la Villa (hermano del alcalde expresado) Lic. Don Pedro Rincón de Ortega, quien había mandado fundar un Vínculo y Mayorazgo sobre sus Haciendas de Ciénega de Mata o de Rincón, por cláusula de su testamento otorgado en la Villa de Tacuba el 10 de Marzo de 1657, a condición de que el poseedor llevara en primer término el apellido "Rincón". Era preocupación del expresado señor Cura Párroco Rincón de Ortega, edificar una mansión para que en ella viviera "con la suficiente autoridad y decencia" el Mayorazgo que se fuera sucediendo por línea de varón, en el uso y posesión del relacionado Vínculo.
En el mismo año de 1665 se inició la construcción con la mayor celeridad, de esta prócer mansión, pues on Pedro sentía ya muy contados los pasos de su vida, como sucedió en efecto, ya que este buen clérigo falleció repentinamente el 10 de enero de 1666 en su Hacienda de "Las Peñuelas", quedando la casa aventajada en su construcción.
A la muerte de Don Pedro, se hizo cargo de los bienes su hermano, el Capitán Don Juan Rincón de Vivar, quien en su matrimonio con Doña Catarina Pérez de Aguirre, tuvieron por hija única a Doña Juana Rincón, a quien correspondería la fabulosa herencia de su tío. Esta dama contrajo nupcias en este lugar el 2 de febrero de 1650 con el señor Capitán Don Nicolás Gallardo, de los dueños de la Hacienda de "Tayahua", y de esta unión procedió, entre otros hijos el mayor que llevó por nombre José Rincón Gallardo y que fue el primer poseedor del Vínculo y Mayorazgo fundado por el clérigo, su tío abuelo, sobre sus Haciendas de Ciénega de Mata o de Rincón, y de quien se dio buena prisa para terminar el edificio que hoy ocupan nuestros poderes públicos.
Y así, de padres a hijos, se sucedió la posesión de la opulenta finca, pasando en propiedad por las manos de los señores Mayorazgos: Manuel Francisco Javier Rincón Gallardo y de Luna, después a su hijo don Francisco Javier Pablo Rincón Gallardo y Feijo; luego a su primogénito José Antonio Anastasio Rincón Gallardo y García de Rojas y sin lograr precisar por ahora las fechas exactas de todos estos cambios de dominio, pero que debemos suponer ocurrieron al fallecer cada uno de los señores Mayorazgos, llegó su turno como poseedor de la prócer mansión a don Manuel Rincón Gallardo y Calderón y Berrio (Coronel del Regimiento de Dragones de San Luis y primer Marqués de Guadalupe Gallardo, cuyo título fue expedido por la Regencia, en la Isla de León, el 11 de marzo de 1810). Sucesor del anterior, fue el señor Don José María Rincón Gallardo, quien llegó a ostentar el grado de General del Ejército Mexicano, a quien consideramos último propietario por sucesión de familia del predio de que nos ocupamos.
Don José María vendió la noble mansión mediante apoderado especial, (el coronel Don Francisco Flores Alatorre) a su sobrina en segundo grado, Doña Andrea López Pimentel de Basauri, el 17 de junio de 1836, ante la fe del Escribano Público José María Calvillo, por la cantidad de $18,000.00.
El 29 de noviembre de 1842, ante el mismo Escribano Calvillo, la señora López Pimentel de Basauri, con anuencia de su esposo Don Ignacio Basauri, (residentes ya en la Hacienda de Querétaro, Mich.) Mediante el apoderado legal, que lo fue Don Cecilio Santos, vendieron a Don Pedro Oviedo, vecino y propietario de la Hacienda de San Diego de la Labor en jurisdicción de Calvillo en la suma de $20,000.00 el vetusto caserón, al que este señor transformó en el llamado "Mesón de la Unión", hasta entonces conocido como "Casa del Vínculo".
Sin conocerse la fecha exacta, Don Pedro Oviedo falleció y dejó como heredero, entre otros de sus bienes, del citado Mesón, a sus hijas Inocencia y Agapita Oviedo, solteronas ambas, quienes decidieron vender el predio al muy ilustre Ayuntamiento de Aguascalientes, en su calidad de Patrono de una benéfica fundación que había sido instituida por el señor Presbítero Don Ignacio Rincón Gallardo; fundación cuya historia sería largo referir. Esta venta se realizó el 17 de noviembre de 1855 ante el Escribano, Licenciado Don Francisco de B. Jayme, en la cantidad de $19,360.00, deduciéndose a quince mil pesos que la Señora Pimentel de Basauri había reconocido a favor de su tío Don José María Rincón Gallardo al adquirir el predio, gravamen hipotecario que a su vez siguió gravitando sobre la finca y que el señor General Rincón Gallardo había cedido o traspasado al Ayuntamiento mediante escritura de transacción celebrada el 22 de septiembre de 1842, en su calidad de Patrono de dicha Corporación de la antes dicha fundación del Señor Presbítero Rincón Gallardo, a la cual debía el Señor General Don José María del mismo apellido $105,071.00, pero que por transacción expresada quedaron reducidos a $40,000.00, dando en pacto, como ya se dijo, la hipoteca de que hemos hecho mención.